miércoles, 8 de enero de 2014
PISA Y LA CULTURA DE LA DOMINACION
De ninguna manera podemos acusar a otros factores que no sean estructurales por el bajo rendimiento de la mayoría de estudiantes peruanos primarios, secundarios, universitarios y egresados de maestría, etc., en temas fundamentales de la educación, tales como ciencia, matemática y comprensión de la lectura (decir “comprensión lectora” es un error gramatical).
Desde las grandes transformaciones en las estructuras socio-económicas formuladas y planteadas en algunos países llamados tercermundistas, la formación de los educandos en estas áreas del conocimiento humano, en los deportes y otras actividades, empezaron a sobresalir a partir de la segunda guerra mundial luego de que decenas de lúcidos conductores de gobiernos progresistas armonizaron la teoría con la práctica para desarrollar planes armónicos en todas las áreas de la actividad humana enfatizando en compatibilizar el desarrollo de la economía con la sociedad a la que satisfacen sus principales necesidades en forma inclusiva igualitaria.
Esos países empezaron a potenciar su desarrollo obteniendo, a corto plazo, éxitos en lo educativo y en todas las demás actividades.
La parte contraria es la cultura de la dominación, es decir que los grandes poderes económicos y gobiernos que los avalan y sustentan ponen en práctica un sistema educativo que discrimina, que prepara en sus aulas privilegiadas a niños y jóvenes provenientes de la élite social, hijos de los que alcanzaron riqueza y comodidades, algo así como los lugares VIP (sólo para las muy interesantes personas, que en el idioma inglés reza como “very interesting person”), cunas, colegios, universidades, doctorados, maestrías VIP a fin de perpetuar una educación privilegiada, costosa y dotada de infraestructura y tecnología de avanzada y de punta, desde cañones multimedia hasta sistemas de comunicación y conocimiento sofisticados.
En cambio, a la mayoría de quienes no pueden tener acceso esos privilegios, se les administra una educación mediocre, lejos de los avances que la ciencia y tecnología nos da acceso hoy y que nada tienen que ver con los VIP. Millones de niños y jóvenes peruanos se educan en escuelas de séptima categoría, colegios sin servicios elementales, maestros a quienes no se les brinda oportunidades de acceder a una capacitación sostenida porque éstos no cuenta con los recursos económicos indispensables para mejorar su formación académica. En suma, nuestros gobiernos alientan una educación discriminatoria, clasista.
En esta coyuntura es indispensable repasar las enseñanzas que nos legó el monumental Nelson Mandela en sus ensayos sobre educación o el otro grande brasileño, Paolo Freire, que bien explicó la cultura de la dominación en su portentoso libro “Pedagogía del Oprimido” o el sacerdote católico peruano Gustavo Gutiérrez, gran amigo del Papa Francisco I, y tantos intelectuales progresistas peruanos.
Sólo construyendo una nueva sociedad igualitaria podremos escalar a mejores ubicaciones en las evaluaciones PISA en las que obtuvimos un CERO a la izquierda por culpa de la derecha.
PISA, como sabemos, es un Programa Para la Evaluación Internacional de los Alumnos y para los estudiantes de habla hispana tiene su sede principal en Madrid, España y está a cargo del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del gobierno de ese país.
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