CUENTOS AYMARAS
I. EL ZORRO Y LA JOVEN
Había un zorro que andaba por ciertos lugares. Un día bajó de las laderas de un cerro al campo, convertido ya en joven, vestido muy elegantemente con un poncho de color vicuña y su cuello envuelto con una chalina, con dirección a donde vivía la gente.
En este lugar hubo un matrimonio que estaba bailando. El zorro al encontrarse en aquel lugar se acercó rápidamente con muchos deseos de bailar, y se dirigió donde estaba ubicada la ramada.
Después de felicitar a los novios, que estaban sentados al lado de los padrinos, decía: “señor padrino, señora madrina, quiero bailar con tu aijada”. Los padrinos le contestaron de acuerdo. El joven zorro estaba bailando muy contento y con mucha alegría con la novia dando unas vueltas alrededor de la ramada.
Luego se dice que de un momento a otro huyó cargando la novia, diciendo: “ahora yo me voy con ella hasta la punta de aquel cerro”, pero al ver esto los acompañantes lo persiguieron para alcanzarlo. Y, cuando ya estaban por alcanzarlo vieron solamente corriendo a un zorro, y a la novia la había dejado a medio camino...
II. DOS HERMANOS: UN RICO Y EL OTRO POBRE
Se cuenta que en aquellos tiempos hubo dos hermanos, el mayor era rico y el otro era pobre. El hermano mayor siendo rico, lo despreciaba y humillaba mucho a su hermano menor que era pobre, incluso tenía como a su sirviente y sin pago.
Un día al encontrarse en esta situación de pobreza se puso a conversar con su esposa y le dijo: “en vista de que mi hermano mayor nos desprecia bastante yo iré a trabajar a otros pueblos”. Para ello su querida esposa preparó solamente hojas de quinua silvestre cocinada a vapor, porque no tenía ninguna clase de productos.
Luego el hermano pobre salió de viaje con dirección a tierras muy lejanas. Cansado de tanto caminar se puso a descansar en un lugar muy desértico y silencioso, comiendo su modesta comida de “chi’iwa phuti”, (hojas de quinua silvestre cocida a vapor).
A medida que estaba comiendo, delante de él apareció un hombre anciano de cabellos blancos diciendo: “¿qué estas haciendo por aquí, de dónde vienes, y a dónde estas yendo?”.
El necesitado (hermano menor) contestó diciendo: “¡estoy yendo muy lejos de aquí en busca de trabajo porque soy un pobre, en la casa no tenemos nada de comer!”, además prosiguiendo dijo: “¿Usted no podría darme trabajo o ayudarme en alguna cosa?”.
El anciano caritativo exclamó diciendo: ¿y, cómo puedo comprobar que tú eres pobre?”. Al escuchar estas frases el pobre mostró la comida que llevaba: “mire tata la comida que llevo es de ch’iwa no más”.
Luego el caballero bondadoso de cabellos blancos, al comprobar que era la verdad, ofreció regalarle una variedad de maíces que llevaba en su bolso, diciendo: “en verdad que tú eres pobre, es por ello que te voy a regalar este poco de maíz y quiero que regreses inmediatamente a tu casa”. Al escuchar esta aseveración del anciano, el pobre recibió el maíz con alegría en su atado.
Finalmente el anciano caritativo dio la siguiente recomendación “ en el trayecto de tu regreso hasta que llegues a tu casa nunca voltearás tu vista hacia mí”.
Entonces el hombre regresó feliz con dirección a su casa cargando en su espalda ese poco de maíz que había recibido del anciano sin mirar hacia atrás, es decir cumpliendo las ordenes que había recibido.
En el camino, a medida que avanzaba, el pobre empezó a sentir más y más el peso de su atado, hasta que apenas pudo llegar a su casa con el cuerpo totalmente agachado del peso que llevaba en la espalda.
En su casa inmediatamente se quitó la carga que llevaba, al desatarlo se encontró con mucha sorpresa que no había maíz, sino en lugar de este producto encontró bastante tesoro consistente en oro y plata. El pobre y su familia con poseer esta cantidad de tesoro compró animales y terrenos, y otros bienes, es así que de la noche a la mañana apareció beneficiado con todas estas riquezas. Viendo esto su hermano mayor que era muy adinerado lo acusó de ladrón, haciéndolo castigar duramente con sus sirvientes.
Luego el pobre habló la verdad, de cómo consiguió todos los bienes y también de quien y como recibió la fortuna.
Después de escuchar estas declaraciones, el rico tenía mucha ambición de conseguir esta riqueza tal como la había recibido su hermano.
Por lo tanto, el rico ese mismo día salió de viaje llevando su comida de “Ch’iwa phuti”, para fingir, con rumbo a los lugares donde había ido su hermano pobre. Luego de caminar mucha distancia, trató de descansar en un lugar, comiendo su preparado de las hojas de “quinua silvestre”, es decir al igual que su hermano pobre. En ese momento también delante del rico apareció un anciano diciendo: “¿qué haces por aquí y a donde estas yendo?” El rico, fingiendo, le contestó diciendo: “ay... tata soy una persona pobre por eso estoy yendo muy lejos de esta tierra en busca de trabajo porque en mi casa no tenemos nada de comer”, y a continuación prosiguió diciendo: “¿Y, Usted no me podría ayudar en algo? “El caballero anciano al escuchar estas frases exclamó: “¿y, cómo puedo comprobar que tú eres pobre?” El hombre rico inmediatamente mostró su comida diciendo: mire la comida que llevo es ch’iwa phuti” no más”. El anciano al ver esta prueba de ambición, ofreció al rico una corona de oro y un bastón de plata, diciendo: “esta corona de oro te llevas puesto en la cabeza, y el bastón de plata en tus manos”, siguiendo con la indicación decía: “en el camino, hasta llegar a tu casa nunca voltearás la vista hacia mí”.
El rico, al recibir estos objetos y al escuchar estas recomendaciones, regresó muy contento con dirección a su casa con la ambición de acumular más bienes.
Cuando ya estaba por llegar a su casa, el rico tenía cuernos y más cuatro patas.
Es decir la corona de oro se había convertido en cuernos y el bastón de plata en los pies. Es así como este hombre rico ya estaba convertido en un venado.
El animal ya estaba acercándose a la casa, y sus familiares tanto la esposa y los hijos, no lo pudieron reconocer, más bien soltaron perros gritando: “un venado, un venado, esta acercándose a nuestra casa” diciendo esto lo hicieron perseguir con perros hasta hacer perder al animal.
Entonces el rico se había convertido en venado desde ese día no llegó más a su casa. Sus familiares esperaron todo el tiempo en vano la llegada del padre. Posteriormente la familia del rico quedó en el abandono.
III. EL RATÓN Y EL PÁJARO
Había un ratón que en tiempo de la cosecha solía recoger toda clase de productos tales como espigas de cebada, quinua, papas, etc. , considerando como un quintal de cada uno, para luego llevar a su casa para depositarlo.
El ratón recogía estas especies haciendo mucho esfuerzo. El pájaro viendo que el ratón realizaba el trabajo con bastante sacrificio se burlaba, riendo, en todo momento.
Luego cuando ya llegaba la época de lluvias el pajarito no tenía nada de comer. Por ello iba a todos lados buscando comida, pero no encontraba ninguna clase de productos.
En ese momento recordaba cómo el ratón recogía una variedad de productos en tiempo de la cosecha. Pues ese era para el pajarito la única esperanza de ir a encontrar y prestarse, diciendo: “ah... el ratón pues en tiempo de la cosecha estaba recogiendo una serie de productos, iré a prestarme siquiera un poco”.
Entonces el pajarito así iba en busca del ratón, y llegando le decía: “ratoncito ¿cómo estas?, el ratón respondió: “Estoy bien no más” el pájaro prosiguió con la conversación “ay... estos días llueve demasiado, yo estoy totalmente aburrido”. Al escuchar esta afirmación el ratón exclamó y dijo: “estas equivocado, yo estoy muy contento al ver que está lloviendo, así nuevamente produciría todas las cosas de comer”.
Después de esta conversación el pajarito muy tristemente empezó a pedirle el favor: “ay... ratoncito quiero pedirle un favor, quisiera que me prestes una pequeña parte de alimentos de lo que tienes porque yo había olvidado de aprovisionarme y ahora ya no tenemos nada de comer, por favor no me niegues”. Al escuchar esto el ratón negó diciendo: “yo no tengo para prestarte porque tenemos suficiente para salir esta época de lluvia”.
El pajarito seguía suplicando con el pedido. Pero el ratón negó rotundamente diciendo: “no puedo prestarte por nada pajarito, porque tú cuando estaba recogiendo en la cosecha te burlabas mucho riendo de mí, en vez de que tu también estuvieras buscando”.
Entonces así no más el pajarito regresó, por el descuido que tuvo en tiempo de la cosecha, pasando la época en una situación de crisis.
IV. EL CONDENADO
En el distrito de Juli, provincia de Chucuito, departamento de Puno, había un hombre que tenía un hijo bien amado por ser solamente el único. Después su hijo ya era joven y siendo joven ha tenido una amiga íntima, que los dos vivían en un lugar más lejano de su comunidad. Pero su padre y su madre no lo sabían que su hijo tenía amiga.
Entonces el joven venía cada noche a su casa donde su padre para llevarse alimentos y cosas para mantenerse a donde su amiga. Entonces una vez su padre se ha fijado que las cosas que estaban perdidas. Esa misma noche esperaron para acusar al ratero. Entonces justo venía el ratero, esa noche, y se acercó a la casa y entró.
Pero el dueño de la casa, es decir el padre, estaba con un cuchillo para matarlo al ratero, mientras el ratero estaba sacando cosas de la casa. El padre se amargó y lo agarró al ratero con el cuchillo y lo mató.
Cuando amaneció querían verle al ratero muerto, entonces salió de la casa el padre y lo vio al muerto y se fijo que su hijo estaba muerto. Y recién se dieron cuenta el padre que había matado a su hijo amado. Viendo a su hijo muerto su padre y su madre lloraron bastante ese mismo día enterraron a su hijo, acompañando muchos de sus familiares con banda.
Después de un día el joven llegó donde su casa de su amiga donde vivía, con todos sus cargados, entonces su amiga no sabía que estaba muerto su amigo. Pero después de unas cuantas semanas, la gente se dio cuenta, que ese joven estaba muerto, se ha condenado.
V. LA FAMILIA
Había una familia media rica, y esta familia tenía un hijo llamado Joselo. Joselo ya era grande, entonces se enamoró de una chica llamada Catalina. Catalina era de una familia pobre. Joselo llegó a amarla.
Entonces Joselo la llevó a su casa, y en su casa sus padres no quisieron recibirla porque era pobre.
Su padre dijo a Joselo: “Si quieres casarte con esta mujer te voy a desheredar, te voy a decir que no eres mi hijo, ¡escuchas!, así que puedes llevar a su casa y dejarla con sus padres”. El hijo contestó diciendo: “no papá yo la quiero a Catalina y voy a casarme con ella”. Y su padre dijo: “si no quieres hacer caso puedes ir donde tu quieras”. Entonces Joselo contó a su novia todo lo que su papá le había dicho.
Entonces Catalina le dijo a Joselo: “mejor vamos a la casa de mis padres, aunque somos pobres pero viviremos”. Y se fueron, y en la casa de Catalina sus padres le recibieron con mucho gusto al hijo de medio tener, y después los casaron.
Y ya eran casados Joselo y Catalina, y los dos se techaron una casita y ahí vivieron. Tenían una llamita, llamada muro qawrita que les servía de carga. Y en esta familia había mucho sufrimiento. No tenían ni que comer, no tenían tierras. Entonces tenían mucha necesidad, los dos no podían hacer nada.
Entonces Joselo pensó y dijo a su mujer Catalina: “como no tenemos nada que comer, pero yo veo que en la casa de mi padre hay muchos trojes llenos que están puestos con cruz, como yo conozco, ire a robar. Y su mujer le preguntó: “¿Cuándo vas ha regresar? Y dijo él: “regresaré a la siguiente noche”. Y se fue Joselo a robar, a la casa de su padre con su muro qawrita cargado de costales. Ya era de noche y entró a la casa de su padre, a robar. Cuando ya estaba llenando a los costales, escucho su padre diciendo: “que es lo que en esta casa hace ruido”, y entró y gritó diciendo: “ladrón, ladrón”, y lo mataron al ladrón con un palo.
Entonces en la mañana siguiente vieron el cadáver que era su hijo y comenzaron a llorar diciendo: ¡...ay... waway wawa!” y al siguiente día enterraron con mucha pena.
Catalina en la casa estaba muy preocupada pensando en Joselo, diciendo: “qué habrá pasado, ya son una semana y no llega ay...” Y después de dos días Joselo llegó a su casa con su muro qawrita. Entonces en la casa su mujer le preguntó: “¿qué te ha pasado, estaba preocupada por ti? Y contestó Joselo diciendo: “ mi padre me recibió por eso he demorado y ahora de vuelta me mandó”. Y se metió directo a la cocina.
Joselo ya no era persona, sino un condenado.
VI. LA GAVIOTA Y UN ZORRO
Un día el zorro le preguntaba a la gaviota diciendo: ¿porqué las gaviotas son tan bonitas pintadas? Entonces la gaviota contestando dijo: Sabes nosotros cómo nos pintamos? Se hace un horno de huatia de terrones y atiza con fuego hasta que se enrojezca y bien quemante y metes a tus hijos enterrando, dejas unas pocas horas, vuelves a sacar y se quedarán bonitos pintados como nosotros. El zorro lo hizo todo tal como le indicaba la gaviota y lo desenterraba después de pocas horas donde lo había sacado todo quemado hecho ceniza los zorritos pequeños. Sorprendido con tan lamentable suceso aullado llamaba a todo los zorros diciendo: “Pampa utuq, Urqu atuq” que traducido en castellano: Zorros de las pampas y zorros de los cerros vengan a terminar el agua del lago para alcanzar a la maldita gaviota que me ha engañado haciéndome quemar ceniza a mis hijitos y se escapó a una isla del lago. Y corrían todo los zorros a tragar las aguas del lago y no podían terminar, más bien se habían muerto todos los zorros en todas las orillas del lago por tomar mucha agua a consecuencia del hinchazón de la barriga. Y comían las gaviotas, águilas, gavilanes invitados por las gaviotas que llamaba: vengan compadres, ahijados a comer porque mañana es mi cumpleaños.
VII. UN ZORRO Y UN ANCIANO
En una aldea, vivía un anciano solitario, y tenía un hábito de comer a media noche todas las noches, y sucede que una noche como es de costumbre se acostaba en la cocina después de cocinar mazamorra de quinua, dejando la olla de mazamorra encima del fogón a fin de que esté caliente hasta media noche, y él se dormía profundamente.
Mientras él anciano dormía entraba un zorro que se lo comía todo sin dejar nada. Cuando el anciano se despertaba a esa hora de la media noche ya no encontraba nada y creía que se había desvanecido al aire. La otra tarde cocinaba en otra olla nueva con boca angosta. También el zorro entraba y comía la mazamorra metiendo la cabeza dentro de la olla. Terminando de comer, ya no podía sacar la cabeza de la olla, y de repente aparecía un ratón, que le decía:¿qué haces compadre?, yo también quiero comer; al que le suplicaba el zorro: compadre te ruego por favor no puedo sacar mi cabeza de la olla, arroja con piedra y rompe la olla. Entonces el ratón tiraba con “takya” o excremento de oveja lo cual no hacía nada por varias tiradas. De repente se despertó el anciano para la hora que tenía que comer; el zorro sorprendido de repente dio un cabezazo con la cabeza dentro de la olla, que se rompió en la cabeza del anciano, y el anciano sorprendido corría saliendo de la cocina creyendo que eran asaltantes, pidiendo auxilio con toda la cara pintada con mazamorra, donde se juntaron harta gente.
felicidades !
ResponderEliminarme parece un hermoso comienzo para un blog..
heme aquí dándote "la patadita" de bienvenida al mundo bloggero..
ojalá sigan estos cuentos..
quizá ampliando a quien no conocemos.. su origen y trascendencia..
hermoso dia para tomar este camino..
a ver que más compartes..
jeje
vivir amAr
amAr vivir
Amar